Has escrito una novela. ¡Enhorabuena! Has superado el paso más complicado, pero aún queda mucho por delante. Sé que tienes ganas de que la gente lea lo que has escrito. Que escriban fanfics y dibujen fanarts con tus personajes, que discutan sobre teorías locas que sólo entiendan quienes hayan prestado atención a todo el lore e, incluso, que entren en tu cartera los ricos dineritos que aparecen con la venta de ejemplares.
Siento amargarte las fantasías diciéndote esto: pisa el freno. Aquí te traigo un par de cositas que deberías tener en cuenta antes de presentar tu manuscrito a una editorial.
Ni eres único ni eres el único
Este es un mantra que me repito constantemente. No soy el mejor escritor del mundo. Parece de perogrullo pero no sabes lo habitual que es encontrar con gente que considera que su obra es casi la quintaesencia de la literatura y que se ofenden cuando rechazan su manuscrito.
Tu novela es tu hijo y es evidente que lo vas a querer a pesar de sus defectos. Pero los tiene. Y eso no es malo. Antes de mandar tu obra a una editorial contrata a un lector profesional y a un corrector.
El lector te dirá cuáles son los puntos fuertes y los débiles de tu obra, con qué público funcionaría mejor y en qué generos puede etiquetarse. Y todo esto es muy importante, porque no todas las editoriales publican todo. Para saber dónde enviar tu manuscrito es importante que lo entiendas y conocer cómo se percibe desde fuera, sin los filtros propios de quien ha dado forma a la historia, es muy esclarecedor.
El corrector puede hacerte dos tipos de correcciones (según qué le contrates). Puede encargarse de hacer una corrección ortotipográfica, lo que es importante para que tu manuscrito sea legible. Pero, también, se puede encargar de corregirte el estilo. Hay quienes entienden que la corrección de estilo implica que el corrector de cambie lo que has escrito, cambiando tu manera de escribir. Esto no es así. El corrector de estilo busca que toda la obra presente el mismo estilo. Se asegura de que las frases tengan sentido, que todo lo que tenga que estar en el mismo tiempo verbal lo esté y, que si empiezas con una escritura sin florituras, no termines escribiendo párrafos barrocos llenos de metáforas si no viene a cuento.
Todo lo dicho hasta ahora hace referencia a la primera parte del mantra. “No eres único”. La segunda parte es igual de importante. “No eres el único”.
Recuerda que las editoriales reciben cientos de manuscritos de cientos de autores distintos. Y todo eso hay que leerlo y decidir si se va a publicar o no. Suena duro, ¿verdad? Sé de primera mano que hay editoriales que, abriendo la recepción de manuscritos durante una única semana, han recibido tantos que han necesitado casi un año para revisarlos todos. Hay otras que permiten que les mandes tu obra en cualquier momento; imagina el tamaño de la lista de espera.
El escritor Javier Miró suele describir esta situación como “el gran embudo editorial”. Al fin y al cabo, cuando tu obra llega al email de una editorial llega a la vez que otras muchas y la editorial las revisará una a una.
No soy nadie para dar consejos. Ni siquiera he publicado aún nada propio pero, tras mucho hablar con editores y escritores que sí han publicado, he podido destilar algunas ideas que, creo, pueden ser útiles.
Ten paciencia
Creo que es la idea principal. No estás mandando tu obra a que la evalúe una máquina. En las editoriales trabajan personas. Exigirles y darles la brasa no ayuda a que trabajen más cómodos y, probablemente, te cojan manía. Es cierto que muchas editoriales no mandan emails indicando que rechazan tu obra (cosa con la que discrepo), pero muchas sí lo hacen. No se trata de que esperes dos años para asumir que te han rechazado, basta con que investigues la editorial para saber cuánto suelen tardar, de media, en tomar una decisión.
Se activo en la comunidad literaria
No hay una comunidad literaria, evidentemente. Hay muchas. Identifica cuál es en la que te interesa estar presente y sé activo. Si a una editorial le suena tu nombre, es posible que decida leer tu manuscrito antes que otro. No estoy hablando de enchufismo. Tampoco te animo que te hagas amigo de la gente por interés. Eso está feo y a la larga es una mala estrategia que te pasará factura.
Pero tú imagina que eres quien lee los manuscritos para una editorial. Un día te levantas cansado y no te apetece ponerte a leer la enésima novela negra con un protagonista atormentado. Abres el email y ves que, entre todos los pendientes, está el manuscrito de alguien cuyo nombre has leído en Twitter e, incluso, sigues. Pues oye, es posible que te apetezca más leerlo que el de algún desconocido.
Además, estar presente en la comunidad te ayudará a conocer mejor a las editoriales y a la gente que trabaja en ellas. Seguro que conocerás editoriales que no conocías y es posible que haya editoriales que decidas que jamás querrás publicar con ellos. Toda esa información te la perderías si no estuvieras activo.
En conclusión
Publicar un libro con una editorial es algo complicado. No por la técnica que requiere, sino por la excesiva cantidad de gente que quiere publicar. Y no es malo que tanta gente quiera publicar, pero no te va a poner las cosas fáciles.
Sé humilde. Infórmate. Y trata de crear contactos y sinergias. No esperes que te lo den todo hecho. Y, sobre todo, no seas el tipo de persona al que nadie querría leer.